La libertad interior: El poder de elegir cómo respondemos a la adversidad, según Viktor Frankl

La filosofía de Viktor Frankl sobre la libertad interior

Imagina que todo lo que tienes te es arrebatado de un momento a otro: tu casa, tu trabajo, tus seres queridos, incluso tu libertad física. ¿Qué te quedaría? Según Viktor Frankl, psiquiatra, filósofo y sobreviviente del Holocausto, siempre nos queda una cosa: la libertad de elegir cómo respondemos a las circunstancias que nos rodean. Esta idea, nacida en uno de los contextos más oscuros de la historia humana, es un faro de esperanza y resiliencia que sigue iluminando el camino de quienes enfrentan adversidades hoy en día.

El contexto: Frankl y los campos de concentración

Viktor Frankl no solo hablaba desde la teoría, sino desde la experiencia más cruda. Durante la Segunda Guerra Mundial, fue prisionero en varios campos de concentración nazis, donde perdió a su familia, sus posesiones y su libertad. Sin embargo, en medio de ese infierno, observó algo extraordinario: algunas personas, a pesar de las condiciones inhumanas, mantenían su dignidad y su sentido de propósito. ¿Cómo era posible? Frankl concluyó que, aunque no podían controlar lo que les sucedía, sí podían elegir cómo responder ante ello.

La libertad de elegir: Un poder inviolable

Frankl lo expresó con una frase que hoy es un pilar de la psicología humanista: «Las circunstancias externas pueden despojarnos de todo, menos de una cosa: la libertad de elegir cómo responder a esas circunstancias». Esto significa que, por muy difíciles que sean las situaciones que enfrentamos, siempre tenemos la capacidad de decidir nuestra actitud, nuestra perspectiva y nuestras acciones. Nadie puede quitarnos esa libertad interior, a menos que nosotros lo permitamos.

Esta idea es el núcleo de la logoterapia, el enfoque terapéutico desarrollado por Frankl, que se centra en ayudar a las personas a encontrar significado en sus vidas, incluso en medio del sufrimiento. No se trata de negar el dolor o la dificultad, sino de reconocer que, frente a ellos, tenemos el poder de elegir cómo reaccionar.

Responsabilidad personal: El lado práctico de la libertad

Ahora bien, esta libertad no es un regalo pasivo. Frankl enfatiza que conlleva una gran responsabilidad. No podemos controlar lo que nos sucede, pero sí podemos controlar cómo lo interpretamos y cómo actuamos en consecuencia. Por ejemplo, ante una pérdida, podemos elegir hundirnos en la desesperación o buscar un propósito que nos impulse a seguir adelante. Ante una crisis, podemos vernos como víctimas o como personas capaces de aprender y crecer.

Esta elección no es fácil, claro. Requiere consciencia, esfuerzo y, a veces, un cambio profundo en nuestra forma de pensar. Pero es precisamente en esa dificultad donde reside su valor. Como decía Frankl, «al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas —la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias— para decidir su propio camino».

Resiliencia y significado: La clave para superar la adversidad

La capacidad de elegir nuestra respuesta no solo nos ayuda a sobrevivir, sino a encontrar significado incluso en las situaciones más dolorosas. Frankl creía que el sufrimiento, aunque no deseable, puede ser una oportunidad para crecer y descubrir un propósito más profundo. Por ejemplo, alguien que ha superado una enfermedad grave puede encontrar sentido en ayudar a otros que pasan por lo mismo. O alguien que ha perdido a un ser querido puede honrar su memoria viviendo de acuerdo con los valores que esa persona representaba.

Este enfoque no solo es aplicable a grandes tragedias, sino también a los desafíos cotidianos. ¿Cómo respondemos ante un conflicto en el trabajo? ¿Ante una decepción amorosa? ¿Ante un fracaso? En cada caso, tenemos la opción de dejarnos arrastrar por la negatividad o de buscar una respuesta constructiva que nos permita avanzar.

Un mensaje para hoy

En un mundo lleno de incertidumbre, crisis y desafíos, la filosofía de Frankl es más relevante que nunca. Nos recuerda que, aunque no podemos controlar todo lo que nos sucede, siempre tenemos el poder de elegir cómo responder. Esta libertad interior es una fuente inagotable de resiliencia, dignidad y esperanza.

Así que, la próxima vez que te enfrentes a una situación difícil, pregúntate: ¿Cómo elijo responder? Porque, como bien dijo Frankl, en esa elección reside nuestra verdadera libertad.

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